En todos estos años hemos ido comprendiendo que quienes trabajan en el área de la salud, la docencia, el trabajo social, el voluntariado, la asistencia espiritual� corren el riesgo de sufrir tensión emocional.
A pesar de la gran divulgación del tema, muchas personas manifiestan este desaliento, que les impide sentirse plenos y satisfechos con su trabajo y, en definitiva, con su vida en todas sus dimensiones.
Se trata de un sufrimiento personal cuya profundidad sólo conocen bien quienes lo padecen.