La única oración que enseñó Jesús a sus discípulos es analizada en este libro desde la realidad de nuestros días. Porque la palabra de Dios tiene que encarnarse en cada momento histórico. Para ser buena noticia, motivo de ilusión, de compromiso y esperanza, sobre todo en momentos de crisis, para que se convierta en una oportunidad de crecimiento y plenitud humana.